Ir al contenido principal

Ritual

*
Me das una revista
Con titular
De nuestro próximo ritual
Y comienzo a citar
Lo que prende luces

“No vamos a ningún lado,
Sencillamente nos quedamos
 Donde el tacto y el olor nos detengan”
Y se volverá eterno el momento de ver
“ese lunar que otras veces
Había pasado desapercibido”

Repetir, una vez más;
Lo eterno lo trae el viento.
Nos amamos al natural.
"Disfrutemos el momento"
nos decíamos.
Y hoy; perpetuar.


*
Comenzado el ritual
Te sentas un poco más allá;
Te observo desde el colchón.
Cruzas una mirada,
Cantas la canción del momento;
Concentrada.

Te robo el beso del segundo.
Duermo en este mundo,
Y empiezo a despertar
En el asteroide B612.
Cuento las lunas de tu piel
Algo eclipsadas.

El fuego toca tu boca
Y luego mi piel.
El sabor dulce de volver a amarse
El aroma perdido
Entre tanto delirio inexplicable.
Me detengo es ese perfume
Que nos hace brillar

Y comienza a rodar ese satélite
Perdido de tu espalda
Voy sintiendo tu piel
En cada yema de mis dedos
La energía comienza a latir,
Tu suavidad se hace mía.
Las paredes escuchan.
Tiemblan.


Y pasado el tiempo,
El ritual nos consume.
El sol revive para regalarnos un día más
Y contar que esta fue
Otra noche junto a vos

Comentarios

  1. te alcanza la nasta pa llegar al asteroide?

    ResponderEliminar
  2. llenamos el taque de nasta!
    Así que volemos.

    ResponderEliminar
  3. Epaaa! q pasó ahi arriba??? me encanta la impronta! pero quiero un "Porq" del cambio!

    ((q lindo saber q los lunares ya no te pasan desapercibidos! el gremio de...! t lo agradece!))

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Hola, ¿cómo estás?

Entradas populares de este blog

La Sombra del Viento

EL CEMENTERIO DE LOS LIBROS OLVIDADOS Todavía recuerdo aquel amanecer en que mi padre me llevó por primera vez a visitar el Cementerio de los Libros Olvidados. Desgranaban los primeros días del verano de 1945 y caminábamos por las calles de una Barcelona atra­pada bajo cielos de ceniza y un sol de vapor que se derra­maba sobre la Rambla de Santa Mónica en una guirnalda de cobre líquido. —Daniel, lo que vas a ver hoy no se lo puedes contar a nadie —advirtió mi padre—. Ni a tu amigo Tomás. A nadie. —¿Ni siquiera a mamá? —inquirí yo, a media voz. Mi padre suspiró, amparado en aquella sonrisa triste que le perseguía como una sombra por la vida. —Claro que sí —respondió cabizbajo—. Con ella no tenemos secretos. A ella puedes contárselo todo. Poco después de la guerra civil, un brote de cólera se había llevado a mi madre. La enterramos en Montjuïc el día de mi cuarto cumpleaños. Sólo recuerdo que llovió todo el día y toda la noche, y que cuando le pregunté a mi padre

cajas musicales

* Un niño le está escapando a la guerra con un acordeón a piano. [Vuela - Barbara Palacios, Gabriel Rocca]

paisajes

* Debajo de las sabanas  La noche siempre llega. Tu piel la tiñe de colores. Me pierdo. Nadie ve el mundo  que uno puede construir. Nadie explica lo que dice el duende de la mañana. En los baúles solo hay diarios viejos sólo hay rastros de viejos amores de soledades perdidas. Y al desvanecer las heridas el cielo pinta y despinta lo que volvemos a creer.