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Mostrando entradas de 2015

Puedo, pero no quiero.

Los momentos de sol son aprovechados, no quiero quedarme más en el mismo lugar. Estoy bien, podrías verme sonreír, pero podría estar mejor si estarías cerca. No puedo sacarme el dolor, cerrado al vacío, que tengo entre el pecho y el estómago. No se va con nada, ni durmiendo, ni con horas de televisión por cable, ni leyendo mi libro favorito. El sol alivió el frio, como para aguantar un día más de ausencia. Me acosté pensando en Meredith Grey, cuando en el medio de la casa que un día fue diseñada por luces de velas, llega Derek y, en esa escena que hasta a quienes la miramos nos duele, le confiesa que puede vivir sin él. El tiempo había pasado y, eso que hace a la vida, el trabajo, los compañeros, la familia, tuvieron que seguir su camino, pero la frase no terminaba ahí, lo que Meredith le dijo a Derek fue mucho más profundo, más doloroso aún, porque el amor termina siendo desprender absolutamente todos los sentimientos. Meredith le dijo "Puedo vivir sin vos, pero no quiero&q

Sombra crónica.

Intenté entender que los sentidos son percepciones del cerebro, que mi tolerancia al dolor no es solo por la falta de medicamentos y que lo que llega tiene que ser siempre mejor a lo que se va. La sangre de anoche en la boca no fue una sensación, las manos temblando tampoco y el escalofrío por terror nada tenia que ver con una ilusión. Creo que ya pasé algo así y mi mente lo bloqueó. No se si es el hoy, o ese puto ejercicio que me propuse hace un tiempo para poder recordar. La memoria sirve, pero obsesiona . L a memoria colectiva duele menos, eso es claro. A vos te duelen muchas más cosas, lo sé. Lo sé porque callás, porque preferís no hablar, porque en la sombra crónica no vas a conocer el calor. Te duele, y lo veo en tu voz, que es lo único que me queda. 

Manchas de fuego

El yaguareté ha sido considerado sagrado para nuestros ancestros, pero eso no fue lo que me conmovió de su presencia. Aunque resulte difícil descifrar el por qué, podría destacar su fuerza, su poder, su luchar por perdurar en una región que poco sabe de él, que no pretende acompañarlo, pero él sigue caminando su selva, bebiendo de la sangre de la pachamama, sobreviviendo a la voracidad del humano  que solo ve lo que otro humano lo maleduca a ver.  La madera indica fortaleza, los guaraníes jugaban con ella y reproducían su interior con la ayuda del filo, construían al respetable felino, dios de muchos pueblos americanos, dibujando las manchas con fuego. Y acá está el yaguareté perdurando en la fibra natural de la selva misionera, diciendo que nos queda mucho por vivir, y que hacerlo no es solo estar, sino reproducir lo que muchos creen imposible, enfrentar el miedo del predador más horrible que somos nosotros mismos, nos dice que siempre hay un lugar nuevo para habitar, aunque

Somos extraños

Un día salimos a caminar la ciudad eramos turistas en nuestras calles, aprendimos a mirar el detalle que esconde lo propio. Ella se fue, ya no nos vimos. Me quedó su sentido de creer en lo extraño de uno mismo

Oriente

Quiero descubrir qué nos hace creer quien se apiada de mis sentimientos para regalar la intensidad eléctrica producida en el hemisferio derecho. Algo me atormenta, No es casualidad que sea el este revolucionario.

baile al sur

Mirando al piso los pies se mueven perpendicularmente a las lineas de las baldozas levanto la mirada los pibes encierran calor en el cuerpo desconectan la razón penetran en el mundo de luces Ya nadie piensa tras el fallo en las conexiones eléctricas que estallan en la cabeza

/freedback

Cuando la mañana entraba por la ventana la luz eclipsaba el cuerpo. La sábana blanca cubría hasta la cintura. Con un dedo, creí volver a pintar su piel. Siento el freedback; llegando desde el sol.

Ella me leia Nietzsche para dormir

Cada momento era indicado para estar cerca. Mirábamos el rio pasar tras la ventana ella dibujaba figuras circulares en el vidrio empañado yo seguía las líneas en su espalda. Una costumbre que nos dejaba dormir en paz Su voz unía las esquinas del cuarto hablando de Dios y Perón Repetimos la escena en cada caminata del martes por la ciudad. La costumbre de pasar por French hasta llegar a la playa. En el vidrio quedaron círculos marcados Cuando se fue, volando con el humo de la ultima pitada, se me cayó una gota sobre el libro elegido este sábado a la noche. Dios murió. y aun no entendemos que al río solo lo compartimos por fotos.

Incendio el Reichstag en el 2015

Para este tiempo, perdí toda costumbre de escribir solo tomo notas al pasar. Las palabras se volvieron trabajo Ya no sé qué tan sanadoras son. Las palabras se volvieron confusión. Años atrás, como mis citas de los miércoles, frente al escritorio, podía pensar la palabra exacta para explicar, sin sentirme desnuda. Quisiera encontrarme describiendo(me) otra vez. Afinando los sentidos frente al río. Callada, absorbiendo cada estimulo que llegue a mi cuerpo. Me atraviesa una mujer, en tan solo unos minutos. Observo, eso jamás lo perdí. la lógica no funciona, esta vez. Se disuelven las horas, como los peces de hielo en una canción de Sabina. Me tiro a la banquina a pensar el despertar de sentidos me asusta. Ya no camino igual, veo arder papeles como el Reichstag Mi cabeza arde y no es 1933. Tengo pocas palabras para contarte que siento que vuelo que estoy entera.