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Puedo, pero no quiero.

Los momentos de sol son aprovechados, no quiero quedarme más en el mismo lugar. Estoy bien, podrías verme sonreír, pero podría estar mejor si estarías cerca.
No puedo sacarme el dolor, cerrado al vacío, que tengo entre el pecho y el estómago. No se va con nada, ni durmiendo, ni con horas de televisión por cable, ni leyendo mi libro favorito. El sol alivió el frio, como para aguantar un día más de ausencia.

Me acosté pensando en Meredith Grey, cuando en el medio de la casa que un día fue diseñada por luces de velas, llega Derek y, en esa escena que hasta a quienes la miramos nos duele, le confiesa que puede vivir sin él.
El tiempo había pasado y, eso que hace a la vida, el trabajo, los compañeros, la familia, tuvieron que seguir su camino, pero la frase no terminaba ahí, lo que Meredith le dijo a Derek fue mucho más profundo, más doloroso aún, porque el amor termina siendo desprender absolutamente todos los sentimientos.

Meredith le dijo "Puedo vivir sin vos, pero no quiero"


Vamos gambeteando los días como se puede, descalza como los pibes del barrio, resistiendo las piedritas que golpean las plantas de los pies, pero marchando, jugando con la suerte.
Se que puede seguir todo así, como hoy, rompiendo las reglas para estar bien. Pero no quiero más, no quiero respirar hondo para calmar el ardor cuando el aire entra a los pulmones y seguir trabajando como si nada, careteando un día más.

Ya comprobé que me habitas cada día más.

No quiero extrañarte más de este modo.


Puedo, pero no quiero.

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