Te pasa al lado,
te haces mil preguntas;
ellos miran a un
lado
mientras las lágrimas
siguen corriendo.
Solo pedís que te escuchen,
que
respondan lo que es cierto.
Los demás niegan todo.
Ellos creen, es más fácil,
es mejor hacerlo que preguntarse
qué miserable ser se comió el alma
para no responder
por quien se enfrió en el suelo.
Toco mi brazo,
las palmas perciben el calor,
calor que
ya no existe en él,
se consumió,
se hizo recuerdo
cuando aún debía ser
realidad.
Vení,
abrazanos.
Ya no nos alcanzan las fuerzas
para hacernos
grandes
entre nosotros.
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