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Hablaron de amor | G. Arens

Pasaban
casi siempre
por la puerta de mi casa. 
La viudamadre
con esos cancanes opacos 
que caracterizan a las viejas,
y la hija
con la particularidad
de tener la boca 
más grande del pueblo.
Vivían 
a dos cuadras
de la escuela 18
frente al club
del cual soy simpatizante,
y en una acacia de vereda
ecadenaban un Falcon blanco
que nunca conducían.
Eran propietarias
de una legua de monte
de cuyos quehaceres
se ocupaba un peón;
ella viajaban al lugar
los fines de semana.
Un lunes no volvieron.
Un martes no volvieron.
Un miércoles no volvieron.
Un jueves no volvieron.
Un viernes no volvieron.
Un sábado no volvieron.
Un domingo no volvieron.
Un lunes no volvieron.
Una vecina
dio aviso a la policía.
La encontraron
degolladas
en el pozo del jagüel.
En el pueblo
hablaron de amor.
Del peón
no se supo más nada.

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