Te pasa al lado, te haces mil preguntas; ellos miran a un lado mientras las lágrimas siguen corriendo. Solo pedís que te escuchen, que respondan lo que es cierto. Los demás niegan todo. Ellos creen, es más fácil, es mejor hacerlo que preguntarse qué miserable ser se comió el alma para no responder por quien se enfrió en el suelo. Toco mi brazo, las palmas perciben el calor, calor que ya no existe en él, se consumió, se hizo recuerdo cuando aún debía ser realidad. Vení, abrazanos. Ya no nos alcanzan las fuerzas para hacernos grandes entre nosotros.